22 enero 2008

PALACIO MUNICIPAL - II / IV
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En el mes de octubre de 1910 se trabajaba en la construcción de la torre central que habría de contribuir, con su elegante traza, al mejoramiento artístico del Palacio. Se pensaba, asimismo, en adquirir un monumental reloj que se encuadraría en lo alto de la torre y también los pararrayos para esta torre y las dos laterales. Se iría después a la colocación de grandes estatuas en la fachada principal del edificio, en los huecos que ya se habían dejado al efecto. Se pensaba, asimismo, cubrir las cúpulas de las torres con vistosos azulejos de tonos dorados.
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En el mes de marzo de 1911 fue resuelto un concurso convocado para elegir las estatuas representativas de las cuatro provincias gallegas que habían de colocarse en la fachada del edificio.
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A primeros de octubre se iniciaron los trabajos de montaje del valioso reloj que se colocó también en la fachada. Y a finales del citado mes, el extraordinario reloj comenzó a desempeñar sus solemnes funciones. Un elemento, indudablemente, muy “campanudo” entraba a formar parte de la vida de la ciudad, registrando, a partir de entonces, las horas de júbilo y también las de tristeza de los coruñeses.

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