30 julio 2008

HOSPITAL MILITAR
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Los orígenes del Hospital Militar se remontan al siglo XVII, en el que por iniciativa del capitán general, Diego de las Mariñas, y con el apoyo de su sucesor, Luis de Luján, se construye entre 1608 y 1612 en el conocido como campo del Espíritu Santo (por la ermita allí existente del mismo nombre) el Hospital Real u Hospital del Rey.
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Este edificio que constaba de un solo cuerpo con dos plantas y que tenía por vecino al Hospital del Buen Suceso, inaugurado en 1596 para enfermos civiles, sufriría un derrumbamiento el 3 de abril de 1658, a causa de la voladura accidental de la Torre de la Pólvora de la fortaleza de San Carlos.
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En 1725, el Hospital del Rey sería sometido a una ampliación, obra de Francisco Montaigu. Acabaría sus días en 1857 para dar paso a uns instalaciones más modernas. Así nació el Hospital Militar, proyectado por el ingeniero Joaquín Montenegro y construido sobre el solar del Real y del Buen Suceso, entre 1861 y 1866.
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En 1937 se hicieron reformas, pero las que más lo favorecerían tuvieron lugar a raíz del incendio de 1946. Fueron varios enfermos los primeros en advertir aquel fuego declarado en las primeras horas de la mañana del 13 de febrero, por un cortocircuito entre el cielo raso y el tejado del hospital. Era entonces director de este centro el coronel médico Cesáreo Gutiérrez.
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Los 150 internados en aquel momento, ayudados por monjas y enfermeros, pudieron ser evacuados en ambulancias al Hospital del Montiño y a la Agrupación de Sanidad, en el campo de La Estrada. Aunque no hubo víctimas, se registraron importantes pérdidas de equipos médicos y otros materiales. Pero aquel suceso, el más serio de su historia, convertiría al Hospital Militar en uno de los más modernos y mejor dotados del país.

26 julio 2008

DE TURISMOS
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El 13 de mayo de 1900 se llevó a cabo el primer servicio de viajeros entre A Coruña y Santiago. Uno de los automóviles que presidía Camilo Pereira salió de A Coruña a las ocho y cuarto de la mañana, pasó por Carral a las nueve y veintisiete minutos, los expedicionarios hicieron una parada en Ordes a las once y veinte para desayunar y llegaron a Santiago a la una y cincuenta minutos de la tarde.
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La expectación que la aparición del automóvil iba produciendo por los pueblos por donde pasaba no fue nada en comparación con el entusiasmo que se vivió en Compostela, en donde un inmeso gentío que esperaba a las afueras prorrumpió en aplausos, al tiempo que delante y detrás del vehículo corrían hombres, mujeres y niños.
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En A Coruña, la utilización del automóvil como servicio público corría pareja a la de su disfrute por particulares. La Sociedad Nuevo Club organizaba carreras "de turismo" a las que acudían aficionados de Francia, Portugal, Madrid, y para que pudiesen tomar parte el mayor número de vehículos, éstos se clasificaban en cinco categorías, por cilindrada y caballaje. El itinerario de una de estas competiciones, de 573 kilómetros, se dividía en tres etapas: la primera se iniciaba en A Coruña, pasaba por Lugo y llegaba a Ourense; la segunda terminaba en Vigo; la tercera, con parada en Vilagarcía, emprendía el último tramo a la una y media con dirección a A Coruña, a donde llegarían a las seis de la tarde.
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Los premios de las distintas pruebas, en las que se tenían en cuenta la regularidad, la velocidad en llano y en cuesta y el consumo de bencina, oscilaban entre las 250 y las 1.000 pesetas, además de recibir el ganador un premio ofrecido por el ministro de Fomento y una copa, regalo del Rey.

22 julio 2008

PRIVILEGIOS DE MONEDAS
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Si bien muchos estudios suponen que la Casa Real de la Moneda de A Coruña empezó a funcionar en 1312, fundado sus conjeturas en los datos que ofrecen las piezas monetarias. Hay, sin embargo, prueba concluyente de su mayor antigüedad, puesto que ya en el año 1298 confirmó María de Molina, en nombre de su hijo Fernando, los privilegios y franquicias de los oficiales de este establecimiento, que debía hallarse por tanto en actividad en aquella época.
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Estos privilegios fueron, de nuevo, confirmados en 1333 y 1338 por Alfonso XI, y continuaron las acuñaciones en el reinado siguiente, lo propio que en el de Enrique II.
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Las exenciones y franquicias que disfrutaban los oficiales de este centro de acuñación, debían ser muchas y dar lugar a reclamaciones y quejas del vecindario, como se infiere de la cédula de Juan II, librada en Segovia a 29 de abril de 1433: "... sujetando a los monederos de la Real casa de la Coruña a pagar y pechar con los demás vecinos toda clase de derramamientos y alcabalas, sin que les valiese presentar privilegios en su contra, como dice lo había hecho uno de los oficiales llamando Juan Fermoso".
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Se menciona esta Fábrica Real en el ordenamiento de Enrique IV, de 1471, y en otra disposición de 26 de marzo de 1473, por la que dejó subsistente dicho monarca, al paso que revocaba los privilegios concedidos, anteriormente, a varias ciudades para acuñar moneda, declarando falsa toda moneda que no saliese del taller de A Coruña y de otras cinco ciudades.
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Continuaba montada la Fábrica en los tiempos del emperador Carlos V, constituyendo sus empleados una corporación oficial de importancia. Hablan los papeles de aquella época, de haber concurrido a los actos fúnebres tributados en A Coruña en 23 de octubre de 1558 a la memoria de dicho soberano, con sus escribanos y los letrados de la ciudad, con caperuzas y capirotes y la cabeza cubierta, según acuerdo del consejo que disponía el modo de llevar a cabo aquella ceremonia, y conminaba además con la pena de dos mil maravedís a los que no acudiesen de forma prevenida.
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En el reinado de Felipe III, se dictaron dos disposiciones que se refieren a la oficina de A Coruña. La primera es la cédula de Valladolid, 14 de julio de 1604, dirigida al tesorero y oficiales de este establecimiento, por la cual se viene en conocimiento de su estado, a la sazón poco satisfactorio, pues se le había dejado de repartir la labor del numerario que se encomendaba a las demás casas del reino en otra cédula de 13 de junio de 1602 "por haberse entendido (dice la de 1604) que estaba mal reparada y falta de oficiales y aparejos"; a lo que ocurrió, según este mismo documento, el tesorero de ella, ofreciendo poner oficiales hábiles y suficientes, mientras su majestad nombrase los que le correspondían, y aderezar la Fábrica de manera que se pudiesen emprender las labores tan pronto se ordenase. Dispuso dicha cédula, en consideración a todo ello, "y por otras justas causas", la acuñación de la cantidad de cobre que también se prevenía, "relevando además de al referido tesorero y oficiales, de cualquier cargo o culpa que por lo expuesto les pudiera ser imputado".
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Otra soberana resolución, 21 de marzo de 1620, ordenaba que se crease en A Coruña una escuela de navegación con el título de "Seminario de muchachos de mar" y se destinaba para establecerla, la Casa de Moneda, pidiendo la ciudad a su majestad que no se llevase a cabo tal proyecto "por se la dicha casa uno de los edificios más antiguos y de más dignidad que en ella había". Parece que este negocio fue resucitado en 1625 pero destinando para el Seminario parte del Hospital de San Andrés, que existía incorporado a la antigua capilla de este nombre, pero no hay noticias acerca de este particular y se puede pensar que no llegó a realizarse dicho proyecto.
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Felipe IV mandó utilizar, el 29 de octubre de 1660, todas las casas de moneda del reino, entre ellas la de A Coruña, para labrar piezas de cobre.
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Se supone que dejó de funcionar esta Fábrica al fallecer el último de los monarcas de la casa de Austria, pues no hay noticia de acuñaciones posteriores.
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El decreto de 8 de septiembre de 1728, sobre el valor de la moneda, se refiere a la fabricada des de 1707 en Segovia, Sevilla, Cuenca y Madrid, sin mencionar A Coruña; y en la cédula de 16 de junio de 1730 se dispone "que por ahora se labren solamente las monedas de oro y plata en las dos casas de moneda que están corrientes en Madrid y Sevilla, sin que por esto se pueda entender que es mi Real intención extinguir la de Segovia". Cabe, por consiguiente, sospechar que estaban ya suspendidas las labores en el taller coruñés, en los primeros años del reinado de Felipe V.

19 julio 2008

GESTA
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En la temporada 31-32 se produce una de las mayores gestas de la historia del Deportivo cual fue la de apear de la competición de Copa al Real Madrid. Los madridistas habían conseguido el título de liga imbatidos y se presentaban como claros favoritos frente a un Deportivo de Segunda División, pero que acababa de superar en Copa un resultado en contra de 4-1 en El Sardinero ante el Santander, venciendo en Riazor por un rotundo 5-0. Pese a ello, evidentemente, el pronóstico era claramente favorable al Real Madrid. El primer partido, 8 de mayo de 1932, se disputa en Riazor y contra todo pronóstico y ante el asombro general, el Deportivo se alza con el triunfo por 2-0, marcando los goles Torres y León, lográndose una recaudación récord de 42.000 pesetas. Siete días más tarde, coincidiendo con la festividad de San Isidro, el Deportivo viaja al Chamartín, y aunque pierde por 2-1, marcando para las coruñeses León, consigue eliminar al equipo madrileño ante la sorpresa de los aficionados locales y entusiasmo de la colonia gallega. El héroe del partido de vuelta fue el portero deportivista Rodrigo, que salió a hombros y fue objeto de varios homenajes en días posteriores. En la siguiente eliminatoria, el Deportivo caería antes el Español de Barcelona, empate a tres goles en Riazor y contundente derrota en Cataluña por seis goles a cero.
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Durante esta temporada el Deportivo tendría una de las mejores delanteras en su historia. Torres, Triana, Paco León, Chacho y Diz. Torres era la finura personificada. Sprint elegante, velocidad en la internada, centros pasados al poste contrario por encima del portero. Triana, trabajador como el que más y con un tiro espectacular. León, habilidoso y oportunista, siempre al quite. Diz un buen complemento para un de los más geniales jugadores del Deportivo, Chacho, indolente pero genial. Chacho, el 21 de mayo de 1933, hará que un jugador deportivista, vistiendo la camiseta nacional española, logre una de las mayores hazañas del fútbol nacional, pues conseguirá, contra Bulgaria, seis de los trece goles que marcó España. Sería, posteriormente, noviembre de 1934, traspasado al Atlético.
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Unos de los jugadores que se podrían destacar en el Deportivo de esta época era el defensa Solla. Ramón de Llano recuerda una anécdota sobre su fichaje: "Me lo llevé a la terraza del café Alcázar. Solla había llegado de Pontevedra, del Eiriña, llamado por mí, y al principio tenía unas pretensiones económicas fantásticas. Pronto se desocupó de la conversación para atender exclusivamente a las chicas que por allí pasaban, `¿Todas son así?´, me preguntó. Yo le dije: `mejores todavía. Y ninguna de ellas deja de ir al fútbol´. Solla ya no volvió a hablarme de dinero y firmó inmediatamente".

16 julio 2008

CASCARILLEIRADAS. 14 .

El 23 de diciembre de 1905 se publicó el Reglamento de la Guardia municipal de A Coruña, según el cual el Cuerpo constaría de un jefe, un segundo jefe, seis cabos, ocho guardias de primera y noventa y seis de segunda. El ingreso se haría previo examen. El segundo jefe estaría al frente de la sección nocturna. La sección diurna constaría de 42 guardias para el servicio de las 24 demarcaciones en que se dividía a la ciudad desde Tabernas a Caballeros. En la sección nocturna prestarían servicio 31 guardias.

13 julio 2008

PEREGRINOS POLITICOS
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En el mes de agosto de 1891, se anunciaba una peregrinación al Santuario de Pastoriza y, en principio, no produjo alarma de ningún género, ya que la sociedad coruñesa del último decenio del siglo XIX estaba en cierta manera curada de rancias preocupaciones y de añejas costumbres que incluso podrían ser contraproducentes para la religión misma.
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Con una intención puramente religiosa se organizó bajo los auspicios y la dirección del arzobispo de Santiago, Martín Herrera, el cual confirmó en la iglesia de San Jorge que el objetivo "era demostrar ante todo el mundo que eran soldados de Cristo y que conservaban incólume el sagrado depósito de la fe; y que además esa peregrinación representaría un acto de solemne desagravio por el sinnúmero de blasfemias que de palabra y por escrito se dicen y escriben por desventura aquí".
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Pero ocho días antes de llevarse a cabo se publicó el programa, que venía a dar al traste con las palabras del prelado, pues, sin ambages ni rodeos, se añadía que "era para pedir a Dios la libertad del Romano Pontífice, la reivindicación de su poder pastoral y la unidad católica de España", convirtiéndola así en una "manifestación política".
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Quienes pensaban de esta manera, Ramón Pérez Costales, José Rodríguez Martínez, José Rodríguez Fontenla, no estaban en contra del derecho de manifestarse libremente, sino que intentaron dar a conocer a los ciudadanos el alcance y significado que se perseguía con ella y reafirmar que una ciudad como A Coruña, liberal y democrática, no podía mantenerse al margen, por lo que tratarían de "lavar tan grosera mancha de su limpia historia" con otra manifestación de protesta, pacífica sí, pero enérgica y rotunda.

10 julio 2008

DIARIO DE LA CORUÑA
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Está considerado como el primer periódico coruñés y el segundo de Galicia. Su primer editor fue el literato y presbítero Manuel Pardo de Andrade. Se creó por orden de la Junta de A Coruña y comenzó a publicarse el 22 de junio de 1808; salía todos los días y muy pronto alcanzó gran éxito. "El principal objeto de esta publicación -dice Carré Aldao- fue levantar el espíritu de Galicia para openerse al invasor cuya fácil entrada en nuestro territorio consideraba inmediata, lo que le obligó a cesar en sus tareas, poco antes de posesionarse los franceses de La Coruña, a mediados de enero de 1809, en que su editor se vio forzado a suspender su publicación y huir al campo para librarse de la enemiga francesa. El enemigo entró en la ciudad el día 20 y la abandonó a fines del siguiente mes de junio. Evacuada definitivamente Galicia por los ejércitos napoleónicos y vuelto a La Coruña Pardo de Andrade, cede en 5 de julio de 1809 su diario a otro notable periodista y escritor, Angel Antonio Henry, que hace su periódico órgano oficial de la Junta Soberana de Galicia y modifica entonces el título de la publicación convirtiéndolo en Diario del Gobierno de La Coruña hasta el 28 de agosto, en que recobra su primitivo título".
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En virtud de la resolución dictada por Fernando VII a su regreso a España sobre la prensa desaparecen muchos periódicos, pero el Diario de La Coruña siguió publicándose con imprenta propia. El 1 de septiembre cambia su título por el de Diario Antiguo de La Coruña. A consecuencia de las varias modificaciones de su título, se creyó que se trataba de diferentes periódicos cuando en realidad era uno mismo.
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Publicaba noticias, partes oficiales, noticias de Madrid, fondos, artículos varios, editoriales políticos, etc. Cuando las circunstancias lo exigían publicaba Extraordinarios y Suplementos, como el del 6 de octubre de 1808, que ofrece curiosas referencias de la campaña de Vitoria, comunicadas a la Junta de Vitoria y dadas al público para destruir el pésimo efecto de las extrañas noticias que se propagaban. Este periódico, en defensa de sus ideas liberales de siempre, sostuvo duras polémicas con la prensa retrógrada de la época.

07 julio 2008

PROTESTA DE MAR
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La protesta de mar era una modalidad de escritura pública consistente en una exposición que el capitán de la embarcación realizaba ante notario, dentro de las veinticuatro horas de la llegada a puerto y admisión a libre plática, en la que se referían las distintas incidencias ocurridas durante la navegación y en la que se señalaba la sospecha (también eran llamadas protestas de sospecho o protestas de avería) de que hubiese averías en el buque y/o daños en la carga, todo ello con el objeto de que éstas no fuesen de su cuenta y sí de la de los armadores, aseguradores, fletadores y cargadores.
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Suelen recoger las diferentes averías causadas al buque por el temporal, los daños en la carga por vías de agua, las faltas en la misma motivadas por el ejercicio de las bombas de achique o por haberse visto obligados los tripulantes a echarla al mar durante los malos tiempos, las demoras por pertinaces vientos contrarios, los hombres perdidos, las varadas, los naufragios, y otras incidencias como asaltos o motines.
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Protesta de mar que hace el capitán Pedro Maríz de Sousa y Sarmiento del bergantín nombrado "Defensor de Pedro":
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"En la ciudad de La Coruña a veinte y seis días del mes de Abril de mil ochocientos veinte y ocho:
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Ante mí escribano de S. M. y testigos constituido personalmente el que dijo ser y llamarse Don Pedro Maríz de Sousa y Sarmiento, de nación brasileña, capitán de fragata y comandante del bergantín de su nación armado en corso y mercancía nombrado Defensor de Pedro, y dijo:
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Que hallándose con dicho su buque armado y bien aparejado en la Bahía de Río de Janeyro emprendió viaje al puerto de Bayona de Francia con cargamento de sederías y otros efectos de aquel país con los que salió de dicho Janeyro el veinte y dos de Noviembre del año último con viento favorable con el que navegó hasta el veinte y ocho del mismo que habiéndose rondado el viento a la proa y calmoso subsistió con muy poca navegación hasta el veinte y cuatro de Diziembre, que hallándose en la latitud de ocho y medio grados, longitud treintaytres y diez minutos Oeste de Londres, fue visto por un corsario de la República de Buenos Aires, según lo advirtió por su pabellón, que dándole caza llegó a acercársele a tiro de cañón y hubo de sostener fuego con él por espacio de tres cuartos de hora pudiendo a beneficio de esta resistencia y los esfuerzos de vela que hizo, salvarse de sus garras, viéndose luego que fue noche precisado a variar de dirección a fin robarle el rumbo para evadirse de la persecución que conocidamente le hacía dicho corsario de manera que tuvo que atrasar toda la navegación que tenía hecho entreteniéndose de este modo hasta el día diez de Enero del presente año que volviendo a su derrota siguió hasta el veinte y cuatro de Febrero, que sobreviviéndole un fuerte temporal, se vio obligado a hacer arribada a la Isla de Santiago de Cabo Verde en la que entró el veinte y nueve del mismo, y subsistió refrescando víveres hasta el diez de Marzo que en la tardecita de dicho día, habiéndose descargado una recia tempestad de viento por el sur y sursudoeste se vio en la dura precisión de largar las anclas por mano y echarse a correr a la vía sin apenas poder resistir vela, sucediendo en esta inesperada ocurrencia haberle quedado en tierra diez marineros de su tripulación que se hallaban en una lancha de aquel país haciendo aguada para su buque; subsistió este temporal hasta el diez y ocho de mismo Marzo en cuyo día hallándose por la altura de la Isla de la Madera se le quedó calma, que experimentó por cuatro días, en los que procuró repararse de las averías que el temporal le había causado en la maniobra, y el veinte y dos del mismo volvió a refrescarle el viento por el sueste y lesueste cargado cada vez más a manera; que el veinte y cuatro del mismo a las ocho de la noche bajó una recia turbonada y se descargó tan fuerte temporal que se ha visto casi zozobrado y desarboló de ambos masteleros de gavia y la botavara del bauprés, destrozándosele toda la maniobra, experimentando al mismo tiempo porción de agua en las bombas, de manera que llegó a experimentar veinte y cuatro pulgadas por hora y viéndose en tal lastimosa situación, acordó con su tripulación echar a correr a la vía y guarecerse del primer puerto que pudiesen tomar, y repartiéndose ésta, unos a las bombas, y otros al repaso de la maniobra, desgraciadamente sobre un fuerte golpe de mar se le fueron seis hombres al agua con la verga de gavia que se le ha partido sobre qeu estaban maniobrando; corrió así como a discrección de olas hasta el primero del corriente que rondándole el viento por el sudoeste y mas bonancible, procuró arbolar los masteleros de respeto que traía y esforzara de vela para guarecerse del primer puerto que pudiese avistar y a que le favoreciese el viento para tomarla y, efectivamente, habiendo recalado sobre la altura de Cabo Finisterre el diez y ocho del presente, después de haber sufrido algunos nortes recios, como lograse reconocer la Torre Hércules y el barco susistiese haciendo porción de agua, se ha esforzado en verificar su entrada en este puerto, lo que pudo conseguir el día de hoy a las once de su mañana y en el mismo a las seis de su tarde fue admitido a libre plática; y a acto continuo se presentó dicho capitán a formalizar su correspondiente Protesta; y en su consecuencia, hallándose como se halla dentro de las veinte y cuatro horas que las leyes marítimas y de comercio previenen, protesta una, dos, tres y las más veces permitidas en derecho contra la mar sus olas, vientos contrarios, cargadores y fletadores, aseguradores, consignatarios y más contra quien protestar deba todos los daños, averías y arribadas y perjuicios y menos cabos que por los acontecimientos que van relacionados se le hayan originado a buque y carga para que todo sea contra ellos y no contra el capitán que dice y declara bajo el juramento que hizo voluntariamente ni sus individuos por no haber dado el menor motivo a las ocurrencias indicadas, antes bien trataron por todos los medios posibles evitarlas.
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Y a mayor abundamiento, para la mayor comprobación de cuanto lleva expuesto, presentó por testigos a los que expusieron ser y llamarse José de Santos, piloto, Manuel José de Freytas, contramaestre, y Domingo Antonio, marinero, individuos de dicho buque, quienes bajo el mismo juramento aseguraron ser cierto, constante y verdadero todo cuanto lleva dicho su citado capitán sin causa en contrario, firman todos con el mismo, siendo testigos Don Juan Varallobre, Don Ramón Suárez, y Don Manuel Martínez, vecinos de esta ciudad, de todo lo cual yo escribano doy fee.
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Firmado: Pedro Maríz de Souza Sarmiento, José dos Santos, Manoel José de Freitas, Domingos Antonio; Benito Santos, Cónsul interino; Rafael Nogueira, notario".

04 julio 2008

AYER Y HOY
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1900 - Galerías - 2008
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01 julio 2008

EXPLOSIONES
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En el siglo XVII A Coruña sufrió una terrible tragedia. El 3 de abril de 1658, entre las cinco y seis de la tarde, la urbe se estremeció con la estrepitosa explosión, a causa de una imprudencia, de la torre de la pólvora de la fortaleza de San Carlos. Los 80 barriles y 40 barrizas, de más de tres quintales de pólvora cada uno, almacenados en ella, destrozaron en su voladura, además de numerosas casas, el convento de San Francisco, el Hospital Real, dos lienzos de muralla y las capillas del Buen Suceso y del Espíritu Santo. Aunque se habló de 200 víctimas, los muertos fueron 14. La fortaleza ya no sería reedificada, y en 1834, Francisco Mazarredo, gobernador de A Coruña, proyectó allí el jardín de San Carlos.
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Muchos años más tarde, otra sobrecogedora explosión fue sentida en toda A Coruña y alrededores, coincidiendo con la rotura de cristales de las casas y lunas de escaparates en muchas calles, a las 12.10 del 21 de septiembre de 1942.
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La explosión, que provocó un muerto y 72 heridos, se produjo en el polvorín del Orzán, enclavado en una ladera de Monte Alto e inmediato a la carretera de circunvalación. Una idea de su magnitud la proporciona el hecho de que al producirse el estallido el polvorín voló literalmente por los aires, siendo despedidos bloques de piedra que formaban parte de su construcción, así como la prominencia donde estaba situado, hoy se encuentra la cantera donde se asienta el instituto de enseñanza de Monte Alto. Los heridos fueron asistidos en la Casa de Socorro, Hospital Militar y otros centros sanitarios.
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Afortunadamente, los artilleros de guardia allí destinados (un sargento, un cabo y cinco soldados) salvaron sus vidas. El polvorín estaba al lado del de Monte Alto, situado más arriba y construido en 1788, hoy su solar lo ocupa el colegio Víctor López Seoane.