13 marzo 2008

LA EXPEDICION DE FAMILIAS
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Durante el último tercio del siglo XVIII se cuentan por miles los emigrantes, en su mayoría gallegos, que parten del puerto de A Coruña para colonizar las tierras de la Patagonia, primero, y luego para establecerse en la banda oriental del Plata, esto es, en el actual Uruguay.
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No se trata, en principio, de una emigración espontánea, sino controlada y orientada por el gobierno de Carlos III. Éste, movido fundamentalmente por razones políticas y estratégicas, decreta en 1773 la denominada Expedición de las familias, acertado intento de la costa atlántica, de enorme importancia para dominar el Pacífico. Dos siglos antes ya se había percatado de este hecho el marino gallego Pedro Sarmiento de Gamboa y ahora, tras la ocupación de la Gran Malvina por los ingleses y el consiguiente peligro que podía significar para la dominación española, el gobierno se decide a repoblar con familias enteras la franja costera de la Patagonia como primer paso para consolidar la presencia española en la zona.
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La salida de estos emigrantes -gallegos, asturianos y leoneses- se centraliza en el puerto de A Coruña. De su selección, alojamiento y posterior embarque se encarga la Comisión de Expedición de familias que, como señala el historiador coruñés Tettamancy, estaba integrada por su director-comisario, un escribano-secretario y varios empleados. "Familias enteras -prosigue el citado historiador-, compuestos de 8 y 10 miembros, de las regiones gallegas y asturiana, y parte de la de Castilla, eran las que formaban estas expediciones [...] Mientras no realizaban el embarque, facilitábaseles por cuenta de la Real Hacienda hospedaje convenientemente preparado y se les mantenía con esplendidez; eran, además, objeto de las más escrupulosas consideraciones."
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En 1773 salieron tres expediciones: la primera en la fragata Nuestra Señora del Carmen, con 83 emigrantes; la segunda en la Santísima Trinidad, con 137; y la tercera en el bergantín San Jorge, con 201. Dos años más tarde partieron 223 y 294 emigrantes en las embarcaciones San Buenaventura y Virgen de los Dolores, respectivamente. La salida de emigrantes fue regular hasta 1779, en que se paralizó provisionalmente a causa de la inminente guerra con los ingleses.
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De acuerdo con el proyecto de crear dos establecimientos en Bahía Sin Fondo y San Julián, Gálvez, ministro de Carlos III, cursa al virrey Vértiz, en 1778, las oportunas instrucciones para el asentamiento de fuertes y poblaciones en los puntos elegidos de la costa atlántica hasta el estrecho de Magallanes, con el fin de garantizar al trono "el dominio de tan dilatadas regiones". Por una Real Orden de ese mismo año se le comunica al intendente de A Coruña, Astraudi, la necesidad de enviar a las tierras de Plata familias versadas fundamentalmente en las labores agrícolas y también artesanos.
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Carlos III nombra, en 1778, superintendente de los nuevos asentamientos de Bahía Sin Fondo y San Julián a Juan de la Piedra. Pero los esfuerzos de éste y del gobierno, encaminados a prestar a los colonizadores las atenciones y los medios necesarios para llevar a buen término su difícil labor, chocaron con la oposición del virrey Vértiz, que los dejó prácticamente abandonados. La situación de los emigrantes, sin ropas, ni calzado, ni herramientas, ni bueyes, llegó a ser inhumana. Incluso no se le pagaba el real diario que se les había ofrecido, pago que aún reclamaban en 1790.
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La Expedición de las familias, si bien fue un fracaso en su intento de poblar la inhóspita costa patagónica, representa un aporte importante al poblamiento de la frontera bonaerense con el indio, a la fundación de nuevos poblados y al reforzamiento de los ya existentes sobre la costa del litoral uruguayo.

1 comentario:

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