.
La protesta de mar era una modalidad de escritura pública consistente en una exposición que el capitán de la embarcación realizaba ante notario, dentro de las veinticuatro horas de la llegada a puerto y admisión a libre plática, en la que se referían las distintas incidencias ocurridas durante la navegación y en la que se señalaba la sospecha (también eran llamadas protestas de sospecho o protestas de avería) de que hubiese averías en el buque y/o daños en la carga, todo ello con el objeto de que éstas no fuesen de su cuenta y sí de la de los armadores, aseguradores, fletadores y cargadores.
.
Suelen recoger las diferentes averías causadas al buque por el temporal, los daños en la carga por vías de agua, las faltas en la misma motivadas por el ejercicio de las bombas de achique o por haberse visto obligados los tripulantes a echarla al mar durante los malos tiempos, las demoras por pertinaces vientos contrarios, los hombres perdidos, las varadas, los naufragios, y otras incidencias como asaltos o motines.
.
Protesta de mar que hace el capitán Pedro Maríz de Sousa y Sarmiento del bergantín nombrado "Defensor de Pedro":
.
"En la ciudad de La Coruña a veinte y seis días del mes de Abril de mil ochocientos veinte y ocho:
.
Ante mí escribano de S. M. y testigos constituido personalmente el que dijo ser y llamarse Don Pedro Maríz de Sousa y Sarmiento, de nación brasileña, capitán de fragata y comandante del bergantín de su nación armado en corso y mercancía nombrado Defensor de Pedro, y dijo:
.
Que hallándose con dicho su buque armado y bien aparejado en la Bahía de Río de Janeyro emprendió viaje al puerto de Bayona de Francia con cargamento de sederías y otros efectos de aquel país con los que salió de dicho Janeyro el veinte y dos de Noviembre del año último con viento favorable con el que navegó hasta el veinte y ocho del mismo que habiéndose rondado el viento a la proa y calmoso subsistió con muy poca navegación hasta el veinte y cuatro de Diziembre, que hallándose en la latitud de ocho y medio grados, longitud treintaytres y diez minutos Oeste de Londres, fue visto por un corsario de la República de Buenos Aires, según lo advirtió por su pabellón, que dándole caza llegó a acercársele a tiro de cañón y hubo de sostener fuego con él por espacio de tres cuartos de hora pudiendo a beneficio de esta resistencia y los esfuerzos de vela que hizo, salvarse de sus garras, viéndose luego que fue noche precisado a variar de dirección a fin robarle el rumbo para evadirse de la persecución que conocidamente le hacía dicho corsario de manera que tuvo que atrasar toda la navegación que tenía hecho entreteniéndose de este modo hasta el día diez de Enero del presente año que volviendo a su derrota siguió hasta el veinte y cuatro de Febrero, que sobreviviéndole un fuerte temporal, se vio obligado a hacer arribada a la Isla de Santiago de Cabo Verde en la que entró el veinte y nueve del mismo, y subsistió refrescando víveres hasta el diez de Marzo que en la tardecita de dicho día, habiéndose descargado una recia tempestad de viento por el sur y sursudoeste se vio en la dura precisión de largar las anclas por mano y echarse a correr a la vía sin apenas poder resistir vela, sucediendo en esta inesperada ocurrencia haberle quedado en tierra diez marineros de su tripulación que se hallaban en una lancha de aquel país haciendo aguada para su buque; subsistió este temporal hasta el diez y ocho de mismo Marzo en cuyo día hallándose por la altura de la Isla de la Madera se le quedó calma, que experimentó por cuatro días, en los que procuró repararse de las averías que el temporal le había causado en la maniobra, y el veinte y dos del mismo volvió a refrescarle el viento por el sueste y lesueste cargado cada vez más a manera; que el veinte y cuatro del mismo a las ocho de la noche bajó una recia turbonada y se descargó tan fuerte temporal que se ha visto casi zozobrado y desarboló de ambos masteleros de gavia y la botavara del bauprés, destrozándosele toda la maniobra, experimentando al mismo tiempo porción de agua en las bombas, de manera que llegó a experimentar veinte y cuatro pulgadas por hora y viéndose en tal lastimosa situación, acordó con su tripulación echar a correr a la vía y guarecerse del primer puerto que pudiesen tomar, y repartiéndose ésta, unos a las bombas, y otros al repaso de la maniobra, desgraciadamente sobre un fuerte golpe de mar se le fueron seis hombres al agua con la verga de gavia que se le ha partido sobre qeu estaban maniobrando; corrió así como a discrección de olas hasta el primero del corriente que rondándole el viento por el sudoeste y mas bonancible, procuró arbolar los masteleros de respeto que traía y esforzara de vela para guarecerse del primer puerto que pudiese avistar y a que le favoreciese el viento para tomarla y, efectivamente, habiendo recalado sobre la altura de Cabo Finisterre el diez y ocho del presente, después de haber sufrido algunos nortes recios, como lograse reconocer la Torre Hércules y el barco susistiese haciendo porción de agua, se ha esforzado en verificar su entrada en este puerto, lo que pudo conseguir el día de hoy a las once de su mañana y en el mismo a las seis de su tarde fue admitido a libre plática; y a acto continuo se presentó dicho capitán a formalizar su correspondiente Protesta; y en su consecuencia, hallándose como se halla dentro de las veinte y cuatro horas que las leyes marítimas y de comercio previenen, protesta una, dos, tres y las más veces permitidas en derecho contra la mar sus olas, vientos contrarios, cargadores y fletadores, aseguradores, consignatarios y más contra quien protestar deba todos los daños, averías y arribadas y perjuicios y menos cabos que por los acontecimientos que van relacionados se le hayan originado a buque y carga para que todo sea contra ellos y no contra el capitán que dice y declara bajo el juramento que hizo voluntariamente ni sus individuos por no haber dado el menor motivo a las ocurrencias indicadas, antes bien trataron por todos los medios posibles evitarlas.
.
Y a mayor abundamiento, para la mayor comprobación de cuanto lleva expuesto, presentó por testigos a los que expusieron ser y llamarse José de Santos, piloto, Manuel José de Freytas, contramaestre, y Domingo Antonio, marinero, individuos de dicho buque, quienes bajo el mismo juramento aseguraron ser cierto, constante y verdadero todo cuanto lleva dicho su citado capitán sin causa en contrario, firman todos con el mismo, siendo testigos Don Juan Varallobre, Don Ramón Suárez, y Don Manuel Martínez, vecinos de esta ciudad, de todo lo cual yo escribano doy fee.
.
Firmado: Pedro Maríz de Souza Sarmiento, José dos Santos, Manoel José de Freitas, Domingos Antonio; Benito Santos, Cónsul interino; Rafael Nogueira, notario".
1 comentario:
Bonito artículo.
Llama la atención la forma de expresar el informe con un lenguaje que, a veces, parece incluso poético.
Nada que ver con cualquiera de los que se hacen ahora.
Saludos.
Publicar un comentario