13 mayo 2009

PROYECTO
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En el mes de enero de 1848, varios concejales coruñeses solicitaron al alcalde, José Fernández de la Auja, que impulsase la iniciativa de construir un edificio consistorial, digno y decoroso para la población.
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Y aunque muchas eran las dudas e incógnitas de la Alcaldía, acerca de las posibilidades reales de llevar a cabo la empresa, accedió a lo pedido, si bien se ordenó al arquitecto titular de la ciudad, José María Noya, mayor urgencia en la confección de un plano que resolviese la utilización de los terrenos otrora defensivos de la ciudad (las arruinadas murallas de la Ciudad Vieja), como plaza mayor de la población, y en el que deberían tener acogida, aparte de un número importante de viviendas domésticas, distintos edificios públicos tales como Correos, Casa de Postas y Diputación.
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El 6 de septiembre de dicho año hizo llegar el facultativo a los munícipes el plano solicitado. En él dejaba sitio el autor para los locales de interés público mencionados con anterioridad por el alcalde, y espacio adecuado para la futura Casa Consistorial.
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Planteaba también el arquitecto la posibilidad de que el Ayuntamiento y la Diputación provincial pudieran compartir el mismo edificio, con beneficio para ambas Corporaciones.
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El mencionado plano, que es anterior al firmado en 1859 por el coronel de ingenieros Joaquín Montenegro, y considerado hasta la fecha como el primero en que se trazaba el importante espacio público que andando el tiempo sería la plaza de María Pita, es de enorme importancia, pues propone con 11 años de adelanto con respecto al del militar, una solución urbana perfectamente definida y coherente, a modo de gran patio cuadrado porticado, sirviendo como antecedente a tener en cuenta y punto de partida de la propuesta definitiva de plaza pública de 1861.
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La fortuna del plano fue, sin embargo, escasa, recibiendo el mismo duras críticas y censuras que molestaron en su día al autor, por lo que no se volverá a hablar del asunto hasta 1850.

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