27 noviembre 2009

HOTELES
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La década de los 60 se caracterizó en A Coruña por un espectacular "boom" de la construcción, que si en algunos casos propició auténticas obras de renovación urbana, en otros supuso un urbanismo decadente que ultrajó a bellas arquitecturas que hoy supondrían un orgullo para la ciudad. Como ejemplo sirven tres edificios singulares, el Atlántico, el Palace y el Gran Hotel de Francia, que lejos de remozarse, sucumbieron en 1967, fagocitados por un progreso mal entendido.
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En febrero de ese año quedó el antiguo hotel Atlántico reducido por irreverentes máquinas y barrenos, que hicieron estragos en su preciosa construcción. Había sido inaugurado en 1923 en el espacio que ocupa el Salón Cinema Coruña, demolido en 1919.
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Anunciado como el más lujoso y confortable de Galicia, el Atlantic Hotel, como se le denominaba en un principio, constaba de 55 habitaciones, todas con teléfono y agua corriente caliente y fría. Su derribo rompió la armonía arquitectónica formada con los edificios del Kiosco Alfonso y La Terraza, dando paso al moderno establecimiento hostelero, que desentona con el conjunto del Relleno.
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En junio siguió sus pasos el célebre hotel Palace (denominado Palas desde 1940), situado en el punto más céntrico de la población, frente al Obelisco. Inaugurado en 1916, en el edificio conocido como Casa de Caruncho, y ampliado en 1925, presentaba una "instalación lujosa, higiénica y moderna en sus 50 habitaciones", como señalaba la publicidad de la época.
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El Gran Hotel de Francia, uno de los más antiguos, que había cambiado su nombre por el de Hotel España, fue reemplazado por el Banco Exterior de España, en Juana de Vega.

2 comentarios:

Titajú dijo...

La barbaridad urbanística y el dudoso gusto estético de algunos arquitectos, son para dar de comer aparte.

millenium dijo...

Barbarie urbanística en la ciudad en los años 60 con el Agra del Orzán.
Ahora, afortunadamente, los barrios de nueva creación ya son más espaciosos, más pensados para moverse.
Aunque en barrios consolidados se hayan tirado o se tiren casas para construir edificios más grandes, como si no fuese ya demasiada aglomeración de hormigón.