06 julio 2011

REFORMAS
.
El primitivo cementerio de la ciudad, dividido en partes iguales correspondientes a las parroquias que componen la población y aplicando cada una el exclusivo enterramiento de sus feligreses, sufre en la década de los 30 del siglo XIX una reforma importante. Aumenta su capacidad con un nuevo cuerpo (primer departamento) que ocultó el cerramiento original de mampostería del camposanto, teniéndose que desmontar la monumental portada de sillería, diseñada a modo de arco de triunfo por Domínguez y Romay.
.
En 1833 por orden de la alcaldía y el arquitecto Alejo Andrade Yañez, la clasicista entrada fue trasladada al emplazamiento actual de la fachada, disponiendo Andrade en el eje del rectángulo, formado como consecuencia del ensanchamiento por el Oeste de la necrópolis, una pequeña capilla (1834). La capilla se costeó con un legado de Fernando Queipo de Llano y el nuevo recinto mortuorio con dineros de la hacienda local.

8 comentarios:

Titajú dijo...

¿Sabes que en ese cementerio están enterrados mis abuelos? Fui con el número de nicho a buscarlos, pero no los encontré. Le pregunté al enterrador, y no supo darme razón. Me dijo que volviese un día, con calma.
Y un día tengo que volver, para dejar flores en la tumba de mi abuela Ju.
Por ella me llamo como me llamo.
Algún día tendrás que contarnos la historia de por qué nos dejaste sin explicaciones, querido Millenium. Ni siquiera sé tu nombre de pila.

millenium dijo...

Algún día como, por ejemplo, hoy mismo.

La verdad es que un motivo concreto, concreto no hubo. Sí fue un cúmulo de hechos a nivel personal y laboral que me llevaron al desánimo o, más bien, al ¿pasotismo?, no creo que fuera tanto como pasotismo, algo así como lo que, coloquialmente, llamamos queme o dicho de una manera más correcta, apatía.

Y ahora es cuestión de establecer prioridades que mientras no se demuestre lo contrario es una y única, vivir. Sólo se vive una vez y la única manera de hacerlo lo mejor posible es centrarse en intentar se lo más feliz posible.

¡Ah!, ¿mi nombre de pila?, Antonio.

Titajú dijo...

Pues eso es lo que pienso yo, que sólo se vive una vez y que en esta vida tienes que hacer lo que te guste.
A mi me encanta lo que cuentas, si bien entiendo que un blog como este tiene que dar mucho trabajo y además, a veces no es fácil comentar. Y si a eso le sumas el trabajo, la familia, la rutina... ¡buf! Es mucho.
Encantada de conocerte, Antonio. Mi nombre es Julieta.
Pero todos me llaman Jú.
Un besito.

Matapollos dijo...

La verdad es que tenemos un cementerio muy interesante para conocerlo y, si no me equivoco, creo que ahora organizan visitas guiadas.
No hace mucho, mi hijo mayor comentaba que nunca había estado en un cementerio, quizás un día le lleve ...hay que ir dejándoles ver esta parte de la realidad.

Matapollos dijo...

Julieta, es muy extraño que sabiendo el número del nicho no te dijesen cuál es el lugar.
Los cementarios, tal como nos cuenta nuestro amigo Antonio, están perfectamente organizados como si se tratase de calles con los números de las "viviendas"...

Quizás el enterrador tenía un mal día... creo que si pones un poco de atención incluso tú misma puedes dar con el lugar.

millenium dijo...

Ahora con la nueva corporación municipal no sé si habrá visitas al cementerio de San Amaro pero sí que con la anterior las hubo. Fui yo en la que salía de Los Rosales y, la verdad, fue interesantísima. Ojalá sigan estas visitas.

A mi hija la llevé de visita con ocho años y realmente no le supuso nada especial. Para entender la parte histórica quizá sea aún pequeña y la parte sentimental tampoco hay familiares que ella haya conocido hasta el momento.

Titajú dijo...

Pues no dimos con ella; yo no sé si mi tío me dio mal el número de nicho, pero con semejante nombre (Julieta) digo yo que no sería nada difícil identificar la tumba.
No encontramos nada. Tengo que volver otro día, a buscar en los registros.

millenium dijo...

Quizá más que por el nombre, por los apellidos o por la fecha de fallecimiento. No sé como serían los archivos hasta hace unos años, ni siquiera ahora. Y en algunos casos que me contaron, no aquí, sin saber la fecha de defunción estaba complicado.