Juana María de Vega, nacida en A Coruña en 1805, estaba casada con el general progresista Espoz y Mina, que fue guerrillero en la lucha por la independencia y, más tarde, formó parte del bando liberal contra Fernando VII y el carlismo. En recuerdo de su marido se le concede, en 1836, el título de condesa de Espoz y Mina.
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Durante la regencia de Espartero es llamada a desempeñar el cargo de aya de Isabel II que, en aquellos momentos, era menor de edad. Regresa a A Coruña una vez que es depuesta de su función y desempeña, a partir de entonces, una gran influencia en la vida social de la ciudad marcando la corriente liberal-progresista de la burguesía al permitir la reunión, en los salones de su casa a los conspiradores contra Narváez. A ella acuden, frecuentemente, según Barreiro Fernández, "tanto los más significados progresistas de la ciudad como gran parte de la oficialidad del regimiento de Zamora, destacando Solís, Daban, Ferrer y otros oficiales fusilados en Carral. A través de ella, se mantenían contactos diarios con los conspiradores exiliados: Espartero, Iriarte, etc., que enviaban planes, noticias y dirigían desde Inglaterra y Portugal los hilos de la conspiración".
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Entre 1845-1846 se pretende acusar a la Condesa de complicidad en la revuelta al intentar controlarle la correspondencia, pero ella, muy "avisada (por algo había sido aya de la reina y tenía fama bien ganada de intrigante en la Corte, de la que había sido desterrada) en estos manejos, consiguió que no le pudieran demostrar cargo alguno" (Barreiro Fernández), valiéndose de la amistad con los cónsules de Inglaterra y Francia, acreditados en A Coruña.
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La Condesa era tenida por todos los hombres pensadores como la "impulsora y directora de la sublevación, así como lo fue, según la opinión común, de otras anteriores ocurridas en Galicia, al actuar como hilo conductor de los partes y avisos procedentes de Francia e Inglaterra", según Barreiro Fernández.
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Aparte de estas actividades políticas, Juana de Vega se distingue por su filantropía y caridad, siendo personificada en la caridad al conocerla, comúnmente, como Duquesa de la Caridad. Entre sus actividades, dentro de este campo, destaca la fundación en A Coruña, junto con Concepción Arenal, de un patronato de señoras para la visita y enseñanza de los presos. Fue, además, una de las principales organizadoras de los primeros Juegos Florales de Galicia celebrados en la ciudad herculina.
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Como escritora publica, en primer lugar, Memorias del general Espoz y Mina, en cinco volúmenes, entre los años 1850-52. Más tarde, 1885, saca a la luz el Reglamento de la Asociación de Señoras de la Beneficiencia de La Coruña. A su muerte, en 1872, deja sin publicar la Historia interior del Palacio, escrita durante el tiempo que estuvo al servicio de la reina. Se trata de un manuscrito de gran valor histórico que abarca los años 1841-1843, publicado posteriormente, año 1910, en Madrid bajo el título: Apuntes para la historia del tiempo en que ocupó los destinos de aya de Su Majestad, y camarera mayor de Palacio, revisados por Manuel José Quintana, ayo instructor, ilustrados con numerosos documentos y precedidos de un prólogo de Juan Pérez de Guzmán y Gallo.
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