01 marzo 2009

HOSTILIDADES
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Desde el comienzo, el Gobierno de Luis XIV quiso desbaratar el correo marítimo Falmouth - A Coruña ya que, antes de 1689, el erario francés había obtenido grandes beneficios por el paso de las valijas. Tras intentarlo de manera diplomática, los franceses recurrieron a la vía coactiva. Una ordenanza regia, en 1692, otorgaba 10.000 libras al armador en corso que lograra apresar un paquebote de los que cubrían el trayecto entre ambas ciudades.
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Otro país europeo en contra de este correo marítimo sería Holanda. El motivo era el temor a que los ingleses aprovecharan los paquebotes de Falmouth para conseguir ventajas mercantiles en el NO peninsular y desplazaran el activo comercio holandés en los puertos luso-galaicos.
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Durante la guerra de Sucesión al trono de España quedó suspendido el correo marítimo entre Falmouth y A Coruña. Se dispuso que navegaran rumbo al puerto de Lisboa aunque, a diferencia de los Corunna boats, los paquebotes a Portugal efectuaban viajes muy espaciados.
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Una vez restablecida la paz, se iniciaron las negociaciones para la reanudación de la correspondencia a la ciudad herculina. Las conversaciones comenzaron en 1714, en principio, como anteproyecto se conformaba que dos Corunna boats navegarían quincenalmente y con la estipulaciones ya programadas de 1689.
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Al final, una real cédula, a 8 de julio de 1716, fijaba las condiciones que debían cumplirse al arribo de las embarcaciones, "todas las cartas que se conducen al puerto de La Coruña por los paquebotes de los dominios británicos y vienen dirigidas a don Juan Parker, como tal cónsul y comisario de la nación británica", declárase, debería concurrir a "su reconocimiento y dirección el Correo Mayor que al presente es, o en adelante lo fuere, de la dicha ciudad de La Coruña". Luego de reconocidas las valijas, "se han de pesar todos los pliegos y cartas que en ellas vinieren y de todas las onzas que se hallaren se ha de hacer cargo el dicho don Juan Parker, a razón de doce reales y medio de vellón por cada onza, obligándose el susodicho a pagar la cantidad que importaba el todo de las expresadas onzas, considerándole un diez por ciento por razón de su comisión de las cartas que fueren para el reino de Portugal...".
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El correo marítimo continuó sin interrupción durante el período de 1716 a 1734, surgiendo en este último año serias discrepancias entre el cónsul británico, John Parker, y Taboada Ulloa, a cuyo cargo corría el arriendo de las Estafetas galaicas por el quinquenio 1734-1738. A raíz de estas desavenencias, provocadas por el incumplimiento de algunas cláusulas, se tuvieron que iniciar nuevas conversaciones entre Londres y Madrid.

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