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A Coruña es la antigua y famosa Brigancia y su primer emplazamiento parece que fue, según el criterio de los modernos prehistoristas, en el norte de lo que es hoy la ciudad.
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La aparición en aquellas proximidades de insculturas rupestres parecen abonarlo, así como el alzarse allí la antiquísima Torre de Hércules, de la que se habla ya en el primer tercio del s. III de la era cristiana por Dión Casio, cuando éste refiere el haber fondeado a su pie una armada de Julio César. Por otro lado, se afirma que el emplazamiento de Brigancia no pudo ser otro que la parte llamada Ciudade Vella o Ciudades Alta, un castro con todas las características de este tipo de poblado, en donde, además, los restos de las murallas, las aras que se guardan en la iglesia parroquial de Santiago, lápidas, molinos de mano, monedas y otros objetos, todo de la época romana, que han aparecido y con frecuencia aparecen dentro de aquel sector ciudadano, lo acreditan sobradamente.
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Por diversas referencias contenidas en viejísimas crónicas y leyendas se tiene como muy posible que A Coruña debió de ser asaltada y destruida por algún pueblo invasor y sobre sus ruinas y en el mismo emplazamiento que ocupó Brigancia –así ya se le denomina en un diploma del año 991 por el rey Bermuda II- se alzó la más importante y hermosa de las poblaciones del litoral.
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No está tampoco concretada la decadencia que luego sufriría Brigancia ni tampoco su destrucción, que por algunos autores se da como total. No hay antecedentes históricos que lo abonen, aunque lo más probable es que debió ocurrir en el s. VI. Las causas que motivaron la ruina de la ciudad se atribuyen a alguna de las incursiones piratas por estas costas, entonces frecuentes, Brigancia pierde entonces su nombre, que viene a ser sustituido por el de Faro y a éste pasa también la jurisdicción que tenía Brigancia. Algunos documentos y objetos que aún por fortuna se conservan demuestran que Brigancia no debió de perecer del todo. Quedaron en pie durante largos años restos de población, entre ellos el barrio denominado Crunia, sitio que por su posición estratégica absorbió al de Brigancia. La memoria de ésta desaparece al fundar la nueva villa el rey Alfonso IX.
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Fue, pues, este monarca, según documentalmente está acreditado, quien erigió la nueva villa sobre lo que quedaba de la urbe romana, y así tenemos que las obras de edificación, que dieron inicio a fines de la XII centuria, en 1209 están terminadas en su totalidad. Muerto este rey, que había realizado su obra incorporando a ella, además, el próximo lugar de O Burgo, punto entonces muy importante, quedaron también acotados los términos de su territorio, organizado su Concejo y funcionando estaba también la Fábrica de Moneda, una de las más antiguas de España; quedaban asimismo ultimadas la ordenación de sus vías y las defensas militares.
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