El convento de Santa Bárbara, fundado en el siglo XV, fue ampliado en los siglos XVII y XVIII. Consérvanse en su iglesia dos curiosos relieves medievales, uno en la fachada, sobre la puerta, y otro en el vestíbulo.
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El primero, acaso un antiguo sepulcro, con una representación del Juicio Final, en la que aparece representado San Francisco; y el segundo, con la Virgen y el Niño, Santa Bárbara y Santa Catalina, que posiblemente fuera de la primitiva iglesia.
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Ocupan el convento, que es de clausura, las Clarisas. El mayor interés del convento, de humilde arquitectura, radica en servir de marco a la plazuela de Santa Bárbara, quizá el rincón más hermoso y evocador con que cuenta A Coruña.
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