COMIENZA LA LIGA

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El día 23 de noviembre de 1928, tras una asamblea acalorada el día anterior con amenazas de retirada, se llega a un acuerdo para formas las divisiones del fútbol español. La Primera División se crearía con diez clubes y una segunda división con dos grupos de diez equipos cada uno. El Deportivo fue encuadrado en el grupo primero de la Segunda División. En dicho grupo competían, aparte de los dos equipos más representativos de Galicia, el Racing de Madrid, Valencia, Sevilla, Oviedo, Sporting de Gijón, Iberia de Zaragoza, Alavés y Betis.

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El Deportivo ante el inicio de la competición liguera se intenta reforzar y echa el ojo sobre las Islas Canarias, sabiendo que allí había un buen número de jugadores que no tendrían inconvenientes en jugar en la península, donde ganarían un dinero que allí les estaba vedado. Fruto de las gestiones realizadas se consigue fichar al defensa Guerra, los delanteros Pérez y Perdomo, al que se le apodaba "Malapata" debido a su baja estatura, y especialmente al interior Hilario Marrero, jugador de gran clase y depurada técnica, cuyos pasos seguía también el Barcelona. El Deportivo, que pagó 43.000 pesetas por el jugador, se adelantó al conjunto catalán. Hubo, incluso, pleito que llegó a las esferas federativas, que fallaron a favor de los herculinos. Hilario Marrero estuvo de jugador en el Deportivo hasta el año 1931 que es traspasado al Real Madrid.

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La clasificación final del Deportivo en esta primera temporada de liga sería de octavo, por delante de su rival gallego y del Racing de Madrid, que descendería a Tercera.

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En la temporada 1929-30, tendría dos presidentes, pues Luis López Rioboo, sustituto de García Baquero, sólo permaneció seis meses en el cargo, siendo sustituido por Carlos Allones. En esta temporada mejoraría su clasificación anterior, quedando séptimo, por detrás de Alavés, Gijón, Iberia, Sevilla, Oviedo y Valencia.

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En cuantas fotografías de esta época se vea a un jugador deportivista cubriendo su cabeza con una boina negra, nadie dudaría un segundo de su identidad: Fariña, que desde su natal Porto do Son llegó un día para jugar en el Deportivo y aquí se quedó. Escaló con todo merecimiento a la categoría de capitán del club, porque había nacido para ello. Tenía todas las grandes virtudes de los caballeros y su paso por la vida estaría jalonado por un reguero inagotable e incontable de afectos y simpatías.

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Por eso, un día, el 17 de agosto de 1930, en un partido de la máxima rivalidad, se le entregó a Fariña el Balón de Oro que, ofrecido por la Asociación de la Prensa, estaba destinado al jugador que mostrara mayor deportividad y corrección en todas sus actuaciones. Por una vez en todo el fútbol gallego hubo una rara unanimidad, porque muy por encima de todas las pasiones estaba la caballerosidad de Fernando Fariña, futbolista íntegro dentro y fuera del campo.