En el año 1914 tiene lugar la primera rebelión en el Real Club Deportivo. Se debe a la inoperancia y vida lánguida que en el aspecto deportivo está siguiendo el equipo por causas diversas. Una de ellas era el veto que los directivos deportivistas habían puesto para los partidos con los eternos rivales; es decir, con el Club Coruña. Sabido es que tales partidos, amén de los que se disputaban contra los equipos vigueses, constituían el plato fuerte del fútbol en aquellas épocas. El veto o negativa a jugar contra el Coruña era interpretado de forma diversa, y mientras para algunos estaba justificado, para otros no era sino el reflejo de un estado de rencillas personales, en las cuales no podía, o no debía, estar en juego el nombre de una sociedad que como tal era ajena a los particularismos en boga y estaba por encima de los hombres que la regían.
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Por estas razones, que habían hecho que en el año 1913 el Deportivo disputara solamente seis encuentros, los jugadores decidieron agruparse bajo el nombre de "Deportivo auténtico" y hacer tabla rasa de la prohibición, reanudando los partidos de rivalidad local. La escisión duraría hasta principios de 1918 y durante ella se incrementó el número de partidos jugados, constituyendo una gran levadura para el Deportivo que se formaría en dicho año. Los presidentes del Deportivo continuarían sucediéndose. A Cornide Quiroga le sustituyó Laureano Martínez Brañas en marzo de 1908 y a éste en noviembre del año siguiente, José Longueira, que permaneció hasta mayo de 1914 en que le relevó Rogelio Fernández Conde.
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La exaltación de los ánimos entre los partidarios del Deportivo y del Coruña era tanta ya por aquellas fechas, que los incidentes se sucedían cada vez más, hasta tales extremos que la propia autoridad gubernativa se vio obligada a intervenir para evitar males mayores. Y al objeto de que pudieran irse serenando los ánimos de las aficiones decretó una "cura de reposo". En efecto, el 2 de febrero de 1916, el gobernador civil acuerda suspender estos partidos de rivalidad, razonando de esta forma su decisión: "A consecuencia de los desagradables incidentes ocurridos en el partido del día último, se acuerda suspender los encuentros hasta que se calmen los ánimos de los partidarios de los equipos locales y no constituya un peligro ir a presenciar estas confrontaciones".
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La cuarentena futbolística duraría en A Coruña hasta el 7 de mayo de 1916, domingo, en que se reanudaron las actividades balompédicas en la capital, debido, probablemente, al propósito de enmienda de los aficionados, o por haberse considerado más que suficiente el período de suspensión impuesto.
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