01 noviembre 2008

ATLANTIDA
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Un grupo de escritores, poetas y artistas coruñeses, con personalidad ya acusada, independencia de criterio y sentido renovador europeísta y arraigadamente gallego lograron, del único modo posible en aquel momento, la aparición de una revista que fuera el medio de difusión de sus inquietudes, en enero del año 1954. Como en otro tiempo Alfar, no desdeñaron Urbano Lugrís, Mariano Tudela y José María de Labra que, con la ayuda entusiasta y constante de otros amigos, constituyeron el núcleo inicial y propulsor, el estímulo de maestros consagrados como Otero Pedrayo, que aparece en sus páginas desde el primer número, Eugenio D´Ors o Ramón Gómez de la Serna. Urbano Lugrís trabajaría infatigablemente como diseñador de la portada, ilustrador de todos los números, escritor en poesía y prosa en casi todos ellos. Mariano Tudela haría críticas, entrevistas, trabajos y selección de originales. Labra ilustraría profusamente Atlántida y no se limitaría a la compartida dirección artística. En la labor de presentación, ornato e ilustración habrían de figurar Cebreiro, Antonio Tenreiro, Alejandro González Pascual, Mariano García Patiño, José Ramón Villar Chao, Alfonso Abelenda, entre otros.
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Entre las colaboraciones literarias destacan la de Ramón Otero Pedrayo ("Ensayos sobre la niebla"), Eugenio D´Ors ("Pascal y El Greco"), Gómez de la Serna (su serie de "Caprichos"), Vicente Risco ("El sentido de la Atlántida", "Disquisición mitológica"), Álvaro Cunqueiro ("El Gran Teatro del Mundo", "Epístola de Santiago el Mayor a los peces del Ulla", "El huerto", tec.), José María Castroviejo ("Vientos y luces sobre el mar", "Campo y milagro"), Miguel González Garcés (aparte de otros ensayos, los varios estudios sobre "Poesía esencial y poesía existencial"), Jacobo Viqueira (trabajos sobre Faulkner, D´Ors y muy especialmente "Ortega, los españoles y la Filosofía"), Genaro Meléndrez Cebrián ("El camino").
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Los trabajos de Historia estuvieron representados por Vicente Risco, Filgueira Valverde y Angel del Castillo. El cuento fue cultivado por Gómez de la Serna, Mariano Tudela, Antonio García Tizón, Ignacio Aldecoa, Francisco José Alcántara, etc. Los problemas teatrales fueron tratados por Alfonso Sastre, Antonio Prieto Puga y Luis Iglesias de Souza. La poesía - tanto en gallego como en castellano- estuvo representada por Alvaro Cunqueiro, Aquilino Iglesia, Alvariño, Antonio Tovar Bobillo, Miguel González Garcés, Urbano Lugrís, Francisco Javier de la Colina, Fabeiro Gómez, Luys Santamarina, Xosé Díaz Jácome, Victoriano Crémer, Avilés Vinagre, González Alegre, etc, aparte de las separatas de poesía que acompañaron a todos los números.
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La crítica literaria, en ensayos o notas bibliográficas, por Couceiro Tovar, Mariano Tudela, Antonio García Tizón, Gaspar Gómez de la Serna, Miguel González Garcés, Francisco Tudela, Ignacio Castellanos, Josefina Rodríguez, Benito Varela Jácome, Alvaro Paradela. La crítica de arte estuvo a cargo de Mariano Tudela, Urbano Lugrís, José María de Labra, Fernando Mon, etc.
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Las separatas de poesía fueron de Alvaro Cunqueiro, Carlos Martínez Barbeito, Miguel González Garcés, Trobas y juglares de Compostela, Manuel María, Luz Pozo Garza, Pura Vázquez, Avilés de Taramancos y Casado Nieto.
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A principios del año 1956 fue suspendida Atlántida, como otras revistas españolas, con motivo de los incidentes ocurridos a la muerte de Ortega y Gasset, a quien se había dedicado un homenaje en sus páginas. El número 13, dedicado a Valle-Inclán, no llegó a ponerse a la venta a causa de tal suspensión, aunque algunos ejemplares estaban ya distribuidos.
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La lucha contra las tendencias oficiales y oficiosas en arte, en poesía y en literatura, que propugnaban la continuidad de una Galicia falsificada, de un estilo escurialense en artes plásticas, del tópico realista y costumbrista en pintura y el garcilasismo en poesía, proporcionó a la revista un aire de combate y rebeldía en nombre de una nueva y libre sensibilidad. Se trató de temas existenciales, se analizaron las obras de los filósofos y poetas gallegos y españoles del momento y se acompañó todo ello con una magnífica y desusada presentación que por si misma era un manifiesto contra el mal gusto y el conformismo imperante. El resultado más inmediato fue su pronta desaparición inevitable y la creación de un grupo de pintores coruñeses y gallegos de gran interés y la necesaria continuidad en la literatura y en la poesía de un sentido europeizante sin perder la irrenunciable raíz gallega.

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