06 diciembre 2009

CINE CUATRO CAMINOS
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El cine Cuatro Caminos, local que ocupó el solar en el que hoy se levanta el edificio del BBVA de la calle Concepción Arenal, esquina General Sanjurjo, fue proyectado por el arquitecto Pedro Mariño y Ortega el 31 de diciembre de 1928. Éste era el segundo encargo que recibía del promotor Ignacio Pardo, ya que con anterioridad Mariño había diseñado para él, en febrero de 1926, un edificio de viviendas en la Calle Adelaida Muro.
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La singularidad de esta obra (desgraciadamente desaparecida) radicaba fundamentalmente en su fachada principal. Ésta adoptaba una imagen cercana a los primeros aparatos de radio, esquema tipológico éste que difundió la empresa de cinematógrafos "Odeón" por toda Europa, y que fue adoptado con gran beneficio por las salas de exhibición de películas durante los años 20, empeñadas en dar a aquellos nuevos locales un tratamiento arquitectónico diferenciador y moderno, que curiosamente llevó a una aproximación interesada y servil al invento de la época: la radio. No conoció la ciudad ningún otro ejemplo de arquitectura para cine de diseño pretendidamente "tecnológico", aunque contó con magníficos proyectos racionalistas, como los de julio y agosto de 1934 de Cine Rex, de Antonio Tenreiro.
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El salón de cine Cuatro Caminos constaba de sótano destinado a depósito y almacén, amplia sala con asientos de preferencia, y un piso para entradas de general. El acceso al sótano se hacía por una puerta en la calle Concepción Arenal, destinándose la fachada a General Sanjurjo para entrada de público. En la planta baja, dos tramos de quince filas de butacas proporcionaban acomodo a 256 espectadores. Y los asientos de general permitían descanso a 209 personas. En total, la capacidad del local era de 465 espectadores. Desaparecido en 1948, su pérdida supuso un grave daño al patrimonio arquitectónico de la ciudad.

2 comentarios:

Titajú dijo...

Y sia eso añadimos el horror arquitectónico que luce esa misma plaza hoy en día, la pérdida es para rasgarse las vestiduras.

millenium dijo...

No sé como sería en otras ciudades pero aquí, durante el siglo XX, se hicieron grandes aberraciones arquitectónicas destruyendo auténticas joyas. También es cierto que se hicieron obras brillantes.
Lástima que no tuviesen cierta sensibilidad arquitectónica los gobernantes y mantuvieran algunas edificaciones.