En marzo, de 1860, el Ayuntamiento acordó encargar a Faustino Domínguez los planos para construir una Casa Consistorial, en los terrenos de las arruinadas murallas de la Ciudad Vieja. No orprendió a nadie dicho encargo, pues Domínguez había ganado en 1858 un concurso para resolver similar necesidad. Era, además, el principal autor del plano de la parcelación de la plaza de María Pita, siendo recompensado con una escribanía de plata valorada en 200 duros. Tampoco se puede olvidar, que estando el arquitecto municipal, José María Noya, gravemente enfermo, sólo Domínguez podía llevar adelante el proyecto.
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Otras razones explicaban, igualmente, el porqué de solicitar al arquitecto provincial la ideación de la futura Casa Consistorial de la ciudad. Teniendo el edificio que albergar algunas dependencias de la Diputación, era perfectamente comprensible el dejar en manos de Domínguez la responsabilidad de dibujar el inmueble. Y no puede olvidarse los lazos de amistad de los ediles coruñeses con Faustino Domínguez, quien desempeñaba el cargo de concejal de instrucción pública y beneficiencia.
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A finales de abril de 1860 inició Domínguez la tarea de sacar adelante el proyecto, algo que compaginará con la terminación de los planos generales y de decoración del caserío, que debía ocupar tres de los lados de la plaza de María Pita, y con la restauración de la iglesia de San Nicolás. En noviembre solicitó el arquitecto el auxilio de un delineante. La alcaldía acabó contratando a Domingo Fernández Deus, individuo recomendado por Domínguez, con un sueldo de 3.655 reales anuales.
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El 6 de julio de 1861, Faustino Domínguez rubricaba el proyecto de Ayuntamiento para A Coruña. Y tres días después los mismísimos tenían conocimiento de su existencia. La fortuna de la propuesta será desafortunada.
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