MILLAN-ASTRAY
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José Millán-Astray Terreros nació en A Coruña el 5 de julio de 1879 y falleció en Madrid en 1954. A los 15 años ingresó en la Academia de Infantería de Toledo, en la que alcanzó un año después, el grado de alférez.
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Tras volver de combatir en Filipinas, antes del desastre colonial, es cuando empieza a concebir la idea de crear un cuerpo de voluntarios extranjeros en España, una unidad de soldados desarraigados de la sociedad y sin anhelo por reintegrarse en ella. En 1919 es encargado para desempeñar una comisión en Argelia con el fin de estudiar el régimen y fundamentos de la Legión extranjera francesa. Un año más tarde se crea el Tercio de extranjeros, según la denominación oficial, aunque Millán-Astray preferirá, en todo momento, la de Legión española, cuerpo del que será fundador y primer jefe con el grado de teniente coronel.
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La obra escrita de Millán-Astray se reduce a la exposición de lo que será su "credo legionario" y, en menor medida, durante la guerra civil, la exaltación de Franco como Caudillo. Militar obsesionado con la disciplina, hombre del más recio gusto castrense, bohemio del patriotismo y del heroísmo, fascinado por los samurais. Fue un teórico de un ideario basado en disciplina, combate, muerte, amor a la bandera, que servirán de conjuro para su Hermandad Sagrada, la Legión.
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Su figura encuadra dentro del ejército español, deprimido, desarticulado tras el desastre de 1898. Así, y sobre todo a partir de la campaña de África, se detecta la constitución de unos valores militares al margen de la sociedad civil. Es la idea de la milicia como carrera absorbente, profesionalmente, y como alternativa disciplinaria a la agitación social de la España del primer cuarto del siglo XX. Sus frases "¡Viva la muerte!" o "¡Mueran los intelectuales!", pronunciadas en 1936, durante la apertura del curso en la Universidad de Salamanca, estaban, enraizadas en el ambiente prebélico de la sociedad española, en la cual, según expresa el historiador hispanista, Hugh Thomas, "la antigua política inspirada por hombres de letras de cultura francesa con sus interminables tertulias en los cafés de Madrid y su culto a la elocuencia habían fracasado tan trágicamente".
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